Necesitamos a más doctoras Padgham

Opinió / Lluís Abbou

 

Hace unos pocos días muchos hospitales de Mallorca fueron noticia debido a la irregularidad en el plan de vacunación. Se vacunaron, según el Diario de Mallorca, miembros de los equipos directivos de los hospitales de Inca y Manacor, junto a los sanitarios más expuestos. También se inmunizaron la directora médica y el de enfermería de Son Espases. Asimismo, en todo España se han puesto la esperada inyección sanitarios jubilados, secretarias que no se salen de sus despachos enmoquetados, alcaldes, consejeros, funcionarios, informáticos hospitalarios, curas, parientes de trabajadores de residencias y familiares de sanitarios que han pasado por delante de los grupos prioritarios establecidos por el Ministerio de Sanidad. Mientras tanto, profesionales médicos en la línea de fuego todavía no han recibido el pinchazo.

Como en muchos hospitales alrededor del mundo durante las últimas semanas, el pasado viernes el personal del hospital inglés High Weald se preparaba para recibir las primeras dosis de la vacuna del COVID19. La camioneta refrigerada que transportaba las vacunas llegó, según lo programado, alrededor de las dos de la tarde. El conductor descargó con cuidado el envío y se marchó. Sin embargo, por error, dejó dos cajas de la vacuna Pfizer en lugar de sólo una.

Los paquetes de vacunas no son muy diferentes a las cajas planas de pizzas para llevar, pero en lugar de una sin pepperoni contienen 195 viales del suero. La designación original era que cada vial debería proporcionar cinco dosis, pero los médicos ahora han visto que pueden extraer seis. La Dra. Susie Padgham, con muy poca antelación, se dio cuenta de que disponía de 1,170 dosis de más. El líquido de Pfizer debe ser inyectado dentro de los tres días posteriores a la entrega.

“Parecía un desafío imposible, pero como médico te das cuenta de que esto es como polvo de oro”, dice la Dra. Padgham al periódico inglés The Times. “Deseas administrar cada dosis a un paciente; cada dosis es potencialmente una vida salvada”. A contrarreloj la médica se puso en contacto con sus jefes y éstos le dijeron que no había ningún mecanismo para asignar la caja de vacunas adicional ya que una vez fuera de la camioneta, las reglas indican que no se puede transportarse de nuevo.

La Dra. Padgham había estado trazando el plan de vacunación junto con su compañero Peter Sims. Desde mediados de noviembre ambos habían tenido sólo dos días libres, Navidad y Año Nuevo. La Dra Padgham y Peter Sims necesitaban gente a quien vacunar y profesionales que pudieran inyectar las dosis. Lejos de tirar la caja o vacunar a sus amigos y familiares como habrían hecho en España, se embarcaron en una noche de viernes muy extraña que implicó organizar al personal para trabajar durante el fin de semana y una larga conversación con un comandante del ejército. El ejército ofreció dos equipos médicos con seis efectivos, pero tendrían que ser entrenados en tiempo récord en cosas tan mundanas como el sistema informático y tan importantes como los delicados pasos necesarios para convertir la vacuna congelada en su estado utilizable.

“Sobre mi cadáver estamos desperdiciando una gota de esto. No es lo que estábamos planeando, pero sí, podemos hacerlo,” cuenta la heroica doctora al periódico inglés. Después de un largo viernes, la vacunación de 2,340 dosis comenzó el pasado sábado de 8 de la mañana a 10 de la noche de ese día, del domingo y del lunes. Se utilizó cada dosis. Con dos entregas más esta semana y una clínica funcionando sin problemas, el equipo de High Weald ha vacunado a unas 4.500 personas, incluyendo 350 residentes de hogares de ancianos, en una semana. No se ha gastado ni una dosis y tampoco se ha vacunado a ningún político o secretaria. En estos momentos, 23 de enero, Reino Unido ha administrado más de 5.8 millones de vacunas. Según las cifras publicadas por Sanidad, sólo 1.103.301 personas han sido vacunadas en España.

Me gusta leer historias como las de la doctora Padgham. Me hace pensar que en España el sistema está muy corrompido y que todos somos unos aprovechados. No creo que haya mala fa en esa gente que sin estar en la lista se vacuna, sino que se creen en el derecho ––y eso es lo malo. La Dra. Padgham también me hace sonreír, pues me hace ver que todavía queda gente con buen corazón. Necesitamos a más gente como la Dra. Padgham.

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