Vacaciones de verano suspendidas

Opinió / Lluís Abbou

En las circunstancias actuales, conviene señalar el día en que escribo. Así que estoy, a 12 de abril. Muchos expertos siguen pensando que el cierre de las escuelas no fue el movimiento correcto. En otros países se han utilizado diferentes enfoques, pero aún es demasiado pronto para juzgar el impacto de la medida. Antes del cierre, se argumentaba en Reino Unido que, dependiendo de la disponibilidad del personal docente, las escuelas deberían esforzarse por permanecer abiertas. En ese momento, el consejo médico del gobierno de Boris Johnson parecía respaldar esa opinión.

Sin embargo, muchos fueron los padres que no estaban de acuerdo con esa idea y muchos se apresuraron, convencidos de que el confinamiento era inminente, a no llevar a sus pequeños a clase o ha instar a sus hijos universitarios a regresar a casa. Y a los políticos, que dependen de los votos para mantener sus trabajos, no les gusta ir en contra de la opinión pública popular.

Ahora que muchos alumnos a lo largo de todo el planeta llegan a la sexta o séptima semana sin clases presenciales, los diferentes gobiernos deben poner en marcha planes para que los niños vuelvan a sus pupitres. Aunque es cierto que la mayoría, o todos, los centros educativos, desde escuelas de primaria a universidades, han dado trabajo para realizar en casa o siguen con su horario de antaño pero en línea, esto no sustituye la enseñanza práctica que se brinda en circunstancias normales.

La primera razón por la cual las escuelas deben encabezar la lista para volver a la normalidad son los propios niños. Todos somos muy conscientes de que incluso con la mejor voluntad del mundo, los padres no pueden proporcionar la educación que un maestro altamente capacitado tiene. Trágicamente, para muchos niños la escuela es su lugar seguro. Es el lugar donde se alimentan adecuadamente o no oyen a sus padres chillar. Para ellos, el confinamiento tiene que ser un autentico infierno. Incluso para el niño promedio, que tiene un hogar seguro y unos padres amorosos, estar lejos de su lugar de educación durante un largo período le resultará perjudicial. Sin embargo, serán, como siempre, los más pobres los que más sufrirán las consecuencias. Los padres acomodados económicamente son los que pueden pagar por los ordenadores, internet y demás cacharros del siglo XXI que se necesitan para poder acceder a las clases online. Si las escuelas permanecen cerradas durante mucho más tiempo, tendrá un impacto duradero en la desigualdad haciendo la brecha entre ricos y pobres mucho más grande.

Pero es más que sólo por las lecciones en sí: los niños necesitan ver a sus amigos, necesitan jugar y divertirse. Necesitan ser niños. Si algo nos ha enseñado esta pandemia es que muchas cosas que pensábamos eran ciertas hace unas semanas ya no lo son. Aquí hay algunos ejemplos: pedir prestado un montón de dinero era malo para el estado y ahora no lo es; Ser un apilador de estantes o un basurero era un trabajo sólo para los migrantes ––ahora se reconoce que esos trabajos son importantes; No se puede confiar en que los servicios ferroviarios funcionen solos; La nacionalización es repentinamente indiscutible; Hemos decidido que los hospitales privados deben hacerse públicos; La escuela no se trata realmente de aprender ––gran parte del tiempo se basa en el cuidado de niños y las lecciones pueden hacerse en una hora al día, ¿ qué tenemos a maestros calificados haciendo de niñeras?; Ir de compras no es el sentido de la vida; Las redes sociales pueden ayudar y obstaculizar; Las cárceles están llenas de personas que no necesitan estar allí y que podrían salir. Mi lista crece a medida que mi mundo se encoge.

El argumento sobre si las escuelas deberían haber cerrado o no forma parte del pasado. Pero existe la oportunidad de volver a la normalidad: cancelar las vacaciones de verano significaría que los niños podrían recuperar el tiempo perdido, al menos hasta cierto punto. Los expertos apuntan que las escuelas podrían reabrir el 1 de junio. Confiemos en eso, suspendamos las vacaciones de verano y recuperemos el tiempo perdido.

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