Opinió / Tomeu Riera
Confinado, cansado de leer y de hacer ejercicio, esperando el día en que este “arresto domiciliario” termine para poder volver a “deshacerme de mis padres”, a quienes quiero mucho a pesar de que no quiera seguir viviendo con ellos.
A nuestros abuelos les hicieron ir a la guerra, a nosotros solo nos piden que nos quedemos en casa. Esta frase ha sido leída y escuchada por todos estos días, y pobre ingenuo de mí, que creí que encerrarme dos semanas en casa era una bendición para poder ver los torneos de Indian Wells y de Miami, dos de las competiciones más atractivas del circuito tenístico.
Sí, el tenis, una gran afición que me encandila desde que era un renacuajo y todavía hoy sigue robándome horas. No caí, no até cabos. Con esta pandemia se para el mundo, se para todo, se para el deporte y también se para el tenis. Estamos tan acostumbrados a seguir nuestro ritmo de vida, cada uno haciendo su camino, que parecemos burros con anteojeras que andamos y andamos sin ver que se halla a ambos lados del camino. No cabe duda, nos encontramos ante un golpe de realidad.
Parado delante del televisor atento las noticias, aunque viendo en mi imaginación como suenan los golpes de las mejores raquetas del mundo y los gritos característicos de quienes las sostienen, reflexiono y me doy cuenta de que poco nos cuestionamos las cosas. Poco más de dos semanas llevamos sin poder salir y hoy más que nunca se cuestiona a aquellos políticos que desmantelaron la sanidad pública, la poca inversión que realizamos en I+D+I, lo poco que valoramos la ciencia, la figura del rey (aunque algunos llevemos cuestionándolo desde tiempos inmemorables)…
Estamos ante un punto muy largo, de esos que empiezas con un mal saque, te restan a los pies y corres detrás de la pelota intentando buscar un punto débil que atacar, pero eso no nos detendrá. Nos vemos sobrepasados, con mucho cansancio y las piernas pesadas, aunque analizamos bien al rival, la situación y conseguimos revertirla para hacernos con el punto. Estamos a un par de juegos de ganar el partido y lo único que espero, es que cuando nos hagamos con el “match point” ante el Coronavirus y nos veamos levantando el Grand Slam, nos acordemos de todos los errores que nos hemos ido cuestionando durante el encuentro, para que así, en el próximo partido, seamos capaces de no volver a cometerlos y ser mejores tenistas en el arte de vivir.